Por: Dr. Javier Diez Canseco.
Aunque Alan García (AGP) repita que estamos “blindados frente a la crisis internacional” y que seremos “refugio” para inversionistas del mundo, la realidad es que la crisis nos ha comenzado a golpear y será más fuerte el 2009 y 2010. Peor aún, gracias a la teoría del Perro del Hortelano de AGP y su fe en que el neoliberalismo llevaría al crecimiento infinito de la economía mundial – por bendición del capital especulativo- hemos regalado nuestros recursos y no nos preparamos para la debacle. Así, en los años de vacas gordas (Toledo y AGP) regalamos a las transnacionales y sus socios, la enorme renta generada de la explotación de nuestros recursos naturales. Ni generamos un Fondo de Reserva, ni redistribuimos esa riqueza con más tributos de esas empresas para beneficio de la Nación, no mejoramos la educación ni la salud, no desarrollamos la ciencia y la tecnología, no impulsamos el agro ni el desarrollo sostenible o la industrialización de nuestros recursos naturales en forma descentralizada. Así, perdimos, una vez más, una oportunidad de oro.
La crisis del capitalismo neoliberal, desde el corazón mismo del primer mundo (EEUU), rápidamente se extendió a Europa, Japón, el Asia y el mundo entero. ¿Estamos blindados? Pues…caen los precios de nuestras exportaciones de materias primas y los volúmenes de venta, como el caso de los minerales. Se reducen los mercados y precios para la exportación textil y agraria no tradicional (como la de Ica y la costa norte). Los capitales extranjeros se van de las bolsas del tercer mundo y se paralizan inversiones ya programadas, mientras el crédito escasea y no ayuda a la inversión (los demagogos de la Cámara de Comercio de Lima decían demagógicamente que APEC daría US $100,000 millones de dolares en inversión extranjera en los próximos 3 años). Consecuentemente, entran menos divisas ($) al país y disminuyen las ganancias de las empresas. Caen los impuestos que recauda el Estado (ya cayeron 10.3% en Noviembre): el Impuesto a la Renta, el canon y las regalías que muy pocos pagan. Disminuyen las remesas de peruanos en el extranjero. Empresas reducen personal o cierran, aumenta el desempleo (60,000 despedidos el 2008) y se congelan o reducen los salarios. El dólar sube y los intereses bancarios al crédito también.
Para colmo, aunque cae -entre 70% y 30% según el caso- el precio internacional del petróleo, el gas, el trigo, el maíz o el aceite de soya, aquí casi nada baja: ni combustibles ni electricidad (como si el barril de petróleo siguiera a US $150), ni el pan o los fideos, y el pollo –que se alimenta de maíz- sube de precio. Los grandes se la llevan en paila y reciben beneficios tributarios mientras a los demás nos cobran 19% de IGV al comprar.
Un manejo de la minería distinto al que impusieron Fujimori, Toledo y AGP, nos hubiera permitido otra situación. La minería siempre ha dejado migajas al país y ha gozado de grandes privilegios a costa del país, del agua y las tierras comunales, y de la impunidad en la contaminación. Entre 1998 y el 2001, el total de impuestos de la minería representó sólo S/.3.60 soles de cada S/.100 que recaudaba el Estado. Y del 2002 (con la subida de precios desde 2004) al 2006, su tributación subió hasta representar el S/.9.60 soles de cada 100 que recaudaba el Estado. Un promedio menor al aporte de la manufactura (30% del total de impuestos), servicios (39.1%) o comercio (12.4%). Y luego subió su participación, donde llegó, el 2007, a representar alrededor del 53.7% de lo recaudado por el Estado por Impuesto a las ganancias.
Pero sus utilidades eran fantásticas: las empresas del cobre ganaron 82% el 2007. Es decir, en un solo año, recuperaron el 82% del total invertido en su negocio minero. ¿Quién otro gana asi? ¿Los narcos?
Y ¿cuanto dejan de impuestos (a la Utilidades e IGV) del total de lo que venden al extranjero? Las cifras son increíbles: entre 1998 y el 2001 dejaron $3.50 dolares de cada $100 exportados, y entre el 2002-2006 (con los altísimos precios desde el 2004) la cifra apenas subió a $6.90 de cada $100 dólares de mineral exportado, calcula un estudio de José de Echave. La cifra sube un poco el 2007, pero en general, es una miseria. Y ahora que se acaba el boom de altos precios, peor. ¿Cuál es el negocio para el Perú?
Desde el 2004, las transnacionales -a quienes Fujimori vendió (o casi regaló) las empresas mineras estatales, entregó concesiones a precio de huevo y blindó con enormes gollerías tributarias protegidas por “contratos de estabilidad tributaria- tuvieron enormes sobre-utilidades por altísimos precios de los minerales. Por ejemplo, la libra de cobre subió de $0.60 centavos a fines de los 90 o $0.97 en Noviembre 2003, a $4 dolares entre Marzo y Junio del 2008. Sus costos de producción subieron muy poco pero sus ganancias fueron al cielo sin pagar un impuesto a su sobre-utilidad. Estas, según de Echave, entre el 2004 y el 2006 fueron de US $12,507 millones de dolares, y entre el 2007 y 2008 han de haber bordeado $10,000 millones. Es decir más de US $20,000 millones de sobreganancias sin un impuesto especial que nos dejara la mitad o más de ello al país. Las empresas mineras auríferas y cupríferas concentraron más del 70% de esa sobre utilidad. Y AGP canjeó ese impuesto de decenas de miles de dólares -prometido en campaña electoral- por un mísero Óbolo Minero de S/.2,500 millones del 2007 al 2001 (500 anuales), si los precios seguían altos. Las mineras anuncian ya su recorte.
Para colmo, hay empresas mineras que aplicaron la doble depreciación de sus activos con el DS 010-94-EF y dejaron de pagar impuesto a la Renta por $347.7 millones de dolares (S/.1,147.3 millones de soles) entre 1994-2001. Y, Fujimori también les permitió reinvertir sus ganancias, hasta en un 80%, sin pagar el impuesto a la renta. Por ese regalo, dejaron de pagar –entre 1994 y el 2006- otros US $ 492 millones de dólares. Si calculamos que el canon es el 50% del Impuesto a la Renta, pues las regiones mineras dejaron de recibir US $420 millones de dólares y el Estado central la otra mitad.
Como cereza de la torta, aunque sacamos la Ley de Regalías en el Congreso en Junio 2004, la mayoría de empresas ni pagó (ni paga) la Regalías, por derecho al uso del mineral peruano. Así, sólo entre esa fecha y el 2006 el Estado debió recaudar US $567 millones de dólares por regalías pero sólo recaudó $210 millones por que se ampararon, con la complicidad de Toledo y García en los contratos de estabilidad tributaria y cerca de 20 de las importantes empresas no pagaban ni paga. Al 2008 serian más de $1,000 millones adicionales que nos hacen falta.
Y, encima, les dieron facilidades extraordinarias como devolución anticipada del IGV de sus compras, depreciación acelerada de sus edificaciones y equipos, liberación de aranceles para su maquinaria, por lo que redujeron sus contribuciones y grandes empresas como Antamina no pagaron nada de Impuesto a la Renta hasta el 2004.
Las mineras reciben subsidios al petróleo que usan en sus empresas por S/.3,000 millones al año: equivalente al costo anual del Vaso de Leche en todo el Perú. ¡Un escándalo!
¿Que debimos hacer? Debimos haberles cobrado un impuesto a las sobre-ganancias que obtenían con nuestros recursos, no menor al 50-70%. Ello hubiera dado al Estado miles de millones de soles adicionales al Presupuesto para atender el desarrollo agrario, de las PYMES, de educación y salud, de ciencia y tecnología. Debimos eliminar los extraordinarios privilegios tributarios que recibieron de Fujimori y cobrarles las regalías desde Junio 2004 a todos, así como poner en cuestión los contratos de estabilidad tributaria eliminándolos de la Constitución que Fujimori nos impuso.
Ya SUNAT informa que los ingresos tributarios cayeron 10% en Noviembre y seguirán cayendo por los precios de materias primas (minería especialmente) y exportaciones no tradicionales. Debemos aumentar la tributación a la gran empresa extractiva. Y, si todas las mineras pagaran regalías recogeríamos unos S/.800 millones anuales extra, dice Manco Zanconetti. Si cobráramos lo no cobrado indebidamente, digo yo, recuperaríamos unos S/.4,000 millones de soles que nos deben por complicidad de Toledo y AGP.
Pero en realidad, la crisis económica y politica debe plantearnos cambiar el rumbo del país: recuperar control estatal sobre nuestros recursos –como Bolivia, Venezuela, Ecuador- y explotarlos respetando el medio ambiente, cuidando el agua y la contaminación, quedarnos el grueso de la renta que generan, pagar a las empresas extranjeras sólo por la extracción y proceder a un plan de industrialización y producción de tecnología e insumos nacionales, para no malbaratarlos. Eso exige una nueva Constitución y un Gobierno capaz de conducir ese cambio. Ese es el reto.
La crisis del capitalismo neoliberal, desde el corazón mismo del primer mundo (EEUU), rápidamente se extendió a Europa, Japón, el Asia y el mundo entero. ¿Estamos blindados? Pues…caen los precios de nuestras exportaciones de materias primas y los volúmenes de venta, como el caso de los minerales. Se reducen los mercados y precios para la exportación textil y agraria no tradicional (como la de Ica y la costa norte). Los capitales extranjeros se van de las bolsas del tercer mundo y se paralizan inversiones ya programadas, mientras el crédito escasea y no ayuda a la inversión (los demagogos de la Cámara de Comercio de Lima decían demagógicamente que APEC daría US $100,000 millones de dolares en inversión extranjera en los próximos 3 años). Consecuentemente, entran menos divisas ($) al país y disminuyen las ganancias de las empresas. Caen los impuestos que recauda el Estado (ya cayeron 10.3% en Noviembre): el Impuesto a la Renta, el canon y las regalías que muy pocos pagan. Disminuyen las remesas de peruanos en el extranjero. Empresas reducen personal o cierran, aumenta el desempleo (60,000 despedidos el 2008) y se congelan o reducen los salarios. El dólar sube y los intereses bancarios al crédito también.
Para colmo, aunque cae -entre 70% y 30% según el caso- el precio internacional del petróleo, el gas, el trigo, el maíz o el aceite de soya, aquí casi nada baja: ni combustibles ni electricidad (como si el barril de petróleo siguiera a US $150), ni el pan o los fideos, y el pollo –que se alimenta de maíz- sube de precio. Los grandes se la llevan en paila y reciben beneficios tributarios mientras a los demás nos cobran 19% de IGV al comprar.
Un manejo de la minería distinto al que impusieron Fujimori, Toledo y AGP, nos hubiera permitido otra situación. La minería siempre ha dejado migajas al país y ha gozado de grandes privilegios a costa del país, del agua y las tierras comunales, y de la impunidad en la contaminación. Entre 1998 y el 2001, el total de impuestos de la minería representó sólo S/.3.60 soles de cada S/.100 que recaudaba el Estado. Y del 2002 (con la subida de precios desde 2004) al 2006, su tributación subió hasta representar el S/.9.60 soles de cada 100 que recaudaba el Estado. Un promedio menor al aporte de la manufactura (30% del total de impuestos), servicios (39.1%) o comercio (12.4%). Y luego subió su participación, donde llegó, el 2007, a representar alrededor del 53.7% de lo recaudado por el Estado por Impuesto a las ganancias.
Pero sus utilidades eran fantásticas: las empresas del cobre ganaron 82% el 2007. Es decir, en un solo año, recuperaron el 82% del total invertido en su negocio minero. ¿Quién otro gana asi? ¿Los narcos?
Y ¿cuanto dejan de impuestos (a la Utilidades e IGV) del total de lo que venden al extranjero? Las cifras son increíbles: entre 1998 y el 2001 dejaron $3.50 dolares de cada $100 exportados, y entre el 2002-2006 (con los altísimos precios desde el 2004) la cifra apenas subió a $6.90 de cada $100 dólares de mineral exportado, calcula un estudio de José de Echave. La cifra sube un poco el 2007, pero en general, es una miseria. Y ahora que se acaba el boom de altos precios, peor. ¿Cuál es el negocio para el Perú?
Desde el 2004, las transnacionales -a quienes Fujimori vendió (o casi regaló) las empresas mineras estatales, entregó concesiones a precio de huevo y blindó con enormes gollerías tributarias protegidas por “contratos de estabilidad tributaria- tuvieron enormes sobre-utilidades por altísimos precios de los minerales. Por ejemplo, la libra de cobre subió de $0.60 centavos a fines de los 90 o $0.97 en Noviembre 2003, a $4 dolares entre Marzo y Junio del 2008. Sus costos de producción subieron muy poco pero sus ganancias fueron al cielo sin pagar un impuesto a su sobre-utilidad. Estas, según de Echave, entre el 2004 y el 2006 fueron de US $12,507 millones de dolares, y entre el 2007 y 2008 han de haber bordeado $10,000 millones. Es decir más de US $20,000 millones de sobreganancias sin un impuesto especial que nos dejara la mitad o más de ello al país. Las empresas mineras auríferas y cupríferas concentraron más del 70% de esa sobre utilidad. Y AGP canjeó ese impuesto de decenas de miles de dólares -prometido en campaña electoral- por un mísero Óbolo Minero de S/.2,500 millones del 2007 al 2001 (500 anuales), si los precios seguían altos. Las mineras anuncian ya su recorte.
Para colmo, hay empresas mineras que aplicaron la doble depreciación de sus activos con el DS 010-94-EF y dejaron de pagar impuesto a la Renta por $347.7 millones de dolares (S/.1,147.3 millones de soles) entre 1994-2001. Y, Fujimori también les permitió reinvertir sus ganancias, hasta en un 80%, sin pagar el impuesto a la renta. Por ese regalo, dejaron de pagar –entre 1994 y el 2006- otros US $ 492 millones de dólares. Si calculamos que el canon es el 50% del Impuesto a la Renta, pues las regiones mineras dejaron de recibir US $420 millones de dólares y el Estado central la otra mitad.
Como cereza de la torta, aunque sacamos la Ley de Regalías en el Congreso en Junio 2004, la mayoría de empresas ni pagó (ni paga) la Regalías, por derecho al uso del mineral peruano. Así, sólo entre esa fecha y el 2006 el Estado debió recaudar US $567 millones de dólares por regalías pero sólo recaudó $210 millones por que se ampararon, con la complicidad de Toledo y García en los contratos de estabilidad tributaria y cerca de 20 de las importantes empresas no pagaban ni paga. Al 2008 serian más de $1,000 millones adicionales que nos hacen falta.
Y, encima, les dieron facilidades extraordinarias como devolución anticipada del IGV de sus compras, depreciación acelerada de sus edificaciones y equipos, liberación de aranceles para su maquinaria, por lo que redujeron sus contribuciones y grandes empresas como Antamina no pagaron nada de Impuesto a la Renta hasta el 2004.
Las mineras reciben subsidios al petróleo que usan en sus empresas por S/.3,000 millones al año: equivalente al costo anual del Vaso de Leche en todo el Perú. ¡Un escándalo!
¿Que debimos hacer? Debimos haberles cobrado un impuesto a las sobre-ganancias que obtenían con nuestros recursos, no menor al 50-70%. Ello hubiera dado al Estado miles de millones de soles adicionales al Presupuesto para atender el desarrollo agrario, de las PYMES, de educación y salud, de ciencia y tecnología. Debimos eliminar los extraordinarios privilegios tributarios que recibieron de Fujimori y cobrarles las regalías desde Junio 2004 a todos, así como poner en cuestión los contratos de estabilidad tributaria eliminándolos de la Constitución que Fujimori nos impuso.
Ya SUNAT informa que los ingresos tributarios cayeron 10% en Noviembre y seguirán cayendo por los precios de materias primas (minería especialmente) y exportaciones no tradicionales. Debemos aumentar la tributación a la gran empresa extractiva. Y, si todas las mineras pagaran regalías recogeríamos unos S/.800 millones anuales extra, dice Manco Zanconetti. Si cobráramos lo no cobrado indebidamente, digo yo, recuperaríamos unos S/.4,000 millones de soles que nos deben por complicidad de Toledo y AGP.
Pero en realidad, la crisis económica y politica debe plantearnos cambiar el rumbo del país: recuperar control estatal sobre nuestros recursos –como Bolivia, Venezuela, Ecuador- y explotarlos respetando el medio ambiente, cuidando el agua y la contaminación, quedarnos el grueso de la renta que generan, pagar a las empresas extranjeras sólo por la extracción y proceder a un plan de industrialización y producción de tecnología e insumos nacionales, para no malbaratarlos. Eso exige una nueva Constitución y un Gobierno capaz de conducir ese cambio. Ese es el reto.
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