domingo, 21 de diciembre de 2008

EL PELIGRO DE FALTA DE AGUA Por: Ing. César Portocarrero Rodriguez.



A principios de la década de los años 90 se producían en las inmediaciones de la Laguna Llanganuco algunos flujos de lodo que interrumpían el tránsito hacia la zona de Yanama y en general hacia la zona de Conchucos. Estas masas de lodo bajaban de las altas cumbres del Nevado Huandoy y ahora conocemos que se trataba de los suelos anteriormente congelados cerca de los nevados del Huandoy y al mismo tiempo alimentados o lubricados con el deshielo de los glaciares circundantes. Esa era una de las evidencias de la elevación de la temperatura del medio ambiente que ya venía ocurriendo con mayor claridad desde mediados de la década de los años 70. El fenómeno ENOS ( El Niño Oscilación del Sur ) dio su primera muestra de mayor frecuencia e intensidad entre 1976 y 1977, despertando ya el interés de científicos para buscar procedimientos de predicción, los cuales fueron mencionados todavía tímidamente durante la ocurrencia del fenómeno entre 1982 y 1983. Para la tercera ocurrencia del fenómeno con gran intensidad entre 1997 y 1998 ya los modelos habían sido afinados convenientemente para indicarnos con más de 6 meses de anticipación la ocurrencia del fenómeno que nuevamente asoló nuestro país con consecuencias funestas para la economía nacional. Durante los primeros años de la década de los años 90 comenzaron a aparecer los temibles roedores ( ratas ) convirtiéndose en una plaga que hasta la fecha viene ocasionando enorme preocupación tanto en el sector urbano como en el rural donde ocasiona pérdidas no solamente en los depósitos o almacenes de granos sino también con todo cultivo que encuentran a su paso. El nevado Pastoruri que con mucho orgullo en la década de los años 80 fue dedicado a la práctica esporádica del sky, comenzó a mostrar una disminución notable de su área al igual como otros varios glaciares que ya se venían monitoreando en la Cordillera Blanca. Todos estos hechos no han sido simples coincidencias sino que han venido constituyendo una secuencia de evidencias que nos han demostrado al final de cuentas que estamos viviendo una época diferente en nuestro planeta. El cambio del ciclo hidrológico, el cambio de los ciclos productivos en la agricultura, la pérdida de la biodiversidad demostrada con la desaparición paulatina de los anfibios, la mayor cantidad de plagas en los sembríos, la mayor cantidad de radiación ultravioleta que venimos percibiendo no son más que evidencias del cambio climático que viene ocurriendo en la Tierra y cuyas mayores consecuencias e impactos vienen sufriendo los habitantes de la zonas rurales de los países en desarrollo dado que su sobrevivencia está supeditada fundamentalmente al uso de los recursos naturales y dentro de ellos el recurso hídrico. Dentro de la teoría de la gestión de riesgos de desastres, el riesgo es una función de la amenaza y la vulnerabilidad. La amenaza puede ser de origen natural como viene ocurriendo actualmente con la presencia de fenómenos hidrometeorológicos extremos que ya se conoce que constituye la mayor amenaza actualmente en el planeta. Adicionalmente la vulnerabilidad o la mayor o menor exposición o grado de debilidad que mostramos los humanos y nuestras obras ante las amenazas nos hacen pasibles de sufrir los estragos ante la ocurrencia de una amenaza. Se considera justamente que una de las mayores vulnerabilidades que tenemos en los países en desarrollo, es justamente esperar las lluvias. Cuando tenemos lluvias todas las actividades, en el campo especialmente, se desarrollan con relativa normalidad, pero ante la presencia de una sequía inclusive corta, las consecuencias son desagradables. Las investigaciones a nivel global que se han incrementado en la década de los años 90 nos vienen demostrando que los cambios en el sistema climático terrestre se vienen presentando con una frecuencia e intensidad inusitada. El calentamiento, que originalmente el tercer informe del IPCC ( Panel Intergubernamental para el Cambio Climático ) había considerado de 0.6° Celsius para los últimos 50 años, ahora se conoce que fue de 0.74° C y las predicciones a nivel global nos dicen que la temperatura se elevaría en 3° C para los siguientes 50 años. En el caso del Perú se estima en 3.3° C. Los gases de invernadero responsables de esta elevación de temperatura ( vapor de agua, bióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y en pequeña escala los cloro fluor carbonos, se vienen incrementando a pesar de las disposiciones vinculantes que ha señalado el Protocolo de Kyoto. Para pesar de la humanidad, los mismos gases de invernadero vienen retroalimentando el calentamiento del ambiente terrestre. Es el caso del metano que originalmente ha sido originado por las plantaciones de arroz y los desechos del ganado que producen el 35% y la quema de leña produce el 15%, pero actualmente se conoce que el descongelamiento de los terrenos congelados o permafrost está creando más metano y por lo tanto el descongelamiento de las grandes extensiones de Siberia, norte de Canada y Alaska van a a aumentar notablemente la cantidad de metano en la atmósfera terrestre y por lo tanto el incremento de temperatura del medio ambiente terrestre.
Las investigaciones glaciológicas de paleoclima en glaciares a gran altura nos han permitido conocer las condiciones del clima en nuestro país desde hace muchos miles de años atrás. Por una parte las investigaciones en la capa glaciar Quelccaya nos mostraron 1500 años de variabilidad climática, luego las perforaciones en el cuello del Nevado Huascarán nos muestran 19,000 años de historial climático, con lo cual se ha podido conocer los años secos, años húmedos, temperaturas anuales, magnitud de la agricultura, erupciones volcánicas, explosiones atómicas y otros datos. Todo esto es por el lado de la teoría, de la investigación, ahora veamos qué alternativas nos quedan ante esta situación. Tal como se menciona al principio del presente artículo las consecuencias e impactos del cambio climático ya se vienen sufriendo especialmente en las zonas rurales de los países pobres denominados ahora como en desarrollo. Ante tales circunstancias se plantean dos alternativas ante las circunstancias actuales y ellas son la mitigación y la adaptación. La mitigación va orientada a luchar contra las causas y la adaptación es el proceso de ajuste de nuestras actividades y vida diaria ante las nuevas condiciones del clima en el planeta. El Perú produce el 0.11% de lo gases de invernadero por lo tanto nuestra intervención en el calentamiento es pequeña y el trabajo en la mitigación será una segunda prioridad dentro de nuestras soluciones ante el cambio climático. La adaptación es el proceso que tenemos que llevar adelante y teniendo en cuenta que en el Perú y en la sierra hay alrededor de 8 millones de habitantes que mayormente viven de la agricultura y por lo tanto el recurso hídrico es el más afectado por el cambio climático. La agricultura toma el 80% del recurso hídrico en los países en desarrollo y desperdicia entre el 50 y 60%. Por lo tanto tenemos que disminuir la cantidad de agua que usa la agricultura y ello se logrará únicamente mejorando los sistemas de riego. Esta es una tarea en principio social y luego tecnológica, primero tenemos que implantar la cultura del uso eficiente del agua y luego de hallar consenso aplicaremos la tecnología que es bastante variada y existente a diferentes costos. Pero al mismo tiempo que actuamos en la agricultura también tenemos que trabajar en todos los usos de agua, por ejemplo el uso racional de agua en las ciudades, en la industria, en la minería, etc. El agricultor de nuestras serranías requiere mucho apoyo y soporte socio tecnológico ante las actuales circunstancias. Para terminar estas líneas debemos decir que la época de los diagnósticos ha pasado, estamos en el momento de la acción para poder conservar y preservar las condiciones de nuestros principales recursos naturales para las generaciones futuras, de otra manera nuestro tránsito por este mundo podría haber sido inútil. Nos encontramos ante un tremendo desafío que nos plantea la naturaleza y es el momento en que debemos planificar adecuadamente el desarrollo de nuestras regiones y de nuestro país. Nada será más importante que el manejo racional del agua, su conservación, su adecuado uso y el principal proyecto de desarrollo e interés regional será el manejo integral, integrado y racional de la principal cuenca de la Región Ancash, que es la cuenca del río Santa, sin que ello signifique despreocuparnos por las otras cuencas tanto de nuestra región como de nuestro país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bien nos ensena el Ing Luis Saavedra, es un hombre Honesto, Probo y muy Capaz